martes, 9 de junio de 2009

Otro tema…

Y finalmente sucedió. Sábado pasado a las 13 del mediodía. Cumpleaños de un año de la hija de un amigo en común. Mi amigo me llamó para pedirme por favor, que a pesar de toda la situación, hiciera el esfuerzo y vaya.

Reconozco que la idea me estuvo dando vueltas durante toda la semana, jugó muy a favor que el viernes mi hija durmió conmigo y eso ya me obligaba desde el vamos a llevarla al menos a ella hasta el salón.

Llegué puntual y no había casi nadie, empecé a saludar a los presentes y a la mayoría hacía mucho tiempo que no los veía. Llegó mi ex, sola. Fueron llegando más amigos en común, y hasta la prima de la mujer de mi amigo que hacía años que no veía y en nuestra adolescencia habíamos tenido algunos chisporroteos (merece otro post los diálogos con ella).

Y cuando ya estaba pensando que no iba a aparecer, que finalmente el que arrugaba era él. Apareció. Me agarró a mitad de camino caminando por el salón, y mi primera reacción fue darme vuelta y volver al pelotero. Me puse a jugar con mi hija. A los minutos apareció y saludó a todos, yo ni lo miraba, pasó por al lado mío y siguió de largo. Cuando terminó de saludar a todos, pasó por al lado y me tiró un “hola, Ale”, que contesté con un simple “hola”.

Iban pasando los minutos, el cumpleaños terminaba y era inevitable estar chequeando con la mirada dónde estaba o qué hacía. Y lo más increíble, a medida que pasaba el tiempo menos bronca sentía y más ganas de dar por terminado con todo esto tenía. Vino la torta, el canto del feliz cumpleaños y el evento se terminaba. Agarré a mi hija, empezamos a saludar a todos y él venía corriéndose cada vez que me acercaba a un grupo de gente.

Finalmente quedó solo en un costado de la puerta, me acerqué, le di un beso y le dijo “Chau, Ariel, nos vemos”.

Increíble la sensación de satisfacción que me dió todo, superar la situación, ser mucho más persona que él y además demostrarlo. Estoy feliz con el resultado. El domingo volví a ir a jugar al fútbol (a las 8AM… criminal). Este domingo es a las 11 pero voy a la cancha a ver al Ciclón contra el globito, sino iría nuevamente.

Creo que ya puedo dar por terminado el incidente, al menos de mi lado.

lunes, 1 de junio de 2009

01 - Compadre

A ella entre los amigos le decíamos "la del llamador nocturno", apodo que logró ganarse después de contarnos que estaba muerta con un pibe que sólo la usaba como última opción de sus noches de juerga. Casi todos los fines de semana, alrededor de las 4 de la mañana la llamaba para ver "qué estaba haciendo", de ahí se encontraban en alguna esquina, al telo y pernocte. Siempre la misma rutina. Está claro que por estas épocas Luciana no tenía una autoestima muy elevada.

Adrián siempre fue el centro del grupo, por varios motivos, pero principalmente por su aspecto físico: sus 2,02 metros hacían imposible que pasara desapercibido inclusive en cualquier concentración de gente. Él trabajaba en un call center al que fui como proveedor, en mis reiteradas visitas tenía que interactuar con los operadores, y con él era con quien más me jodía hacerlo. Era canchero, siempre dispuesto para el bardeo y además poco afecto al trabajo. Algunos años después, mientras deambulaba en uno de los primeros días de facultad por los pasillos, me lo crucé en la puerta de un aula, él también era ingresante y a partir de ese momento empezamos a cursar algunas materias juntos.

Cuando ya estábamos por terminar la carrera, nuestras reuniones para comer, salir, tomar algo eran habituales, se repetían 2 o 3 veces por semana. A esta altura yo ya era padre y esposo y él hacía poco tiempo había roto con su novia con la que convivía. Habíamos empezado a jugar un torneo de fútbol los sábados por la mañana, y un poco en broma y otro tanto para vernos, habíamos decidido juntarnos todos los viernes por las noches para "concentrar". Así fue inauguramos un espacio que denominamos "entregá a tu compañera de trabajo": la idea consistía en organizar alguna cena en casa de Adrián a la que concurriríamos los integrantes del equipo y turnándonos íbamos a ir llevando a compañeras de trabajo y amigas. Menos él, la mayoría estábamos o casados o de novios, pero la intención era sólo pasa ratos divertidos y no mucho más.

Me llegó el turno a mí, y después de algunas semanas de preparación, convoqué a mi compañerita de trabajo más linda junto con dos amigas. Nosotros éramos 5 y ellas eran 3, mi compañera y una amiga con su hermana. Nos divertimos mucho, tomamos bastante y quedamos en que lo repetíamos la próxima vez. Al viernes siguiene vinieron las 3 originales y le sumaron a la prima de las hermanas, que resultó ser Luciana. En el interín de estas semanas, Adrián había conocido a la madrina de mi hija y comenzado a verla, por lo que Luciana era una más de las que venían los viernes sólo para divertirnos. Adrían y mi comadre comenzaron a salir, al comienzo ella mucho más enganchada que él. Después se dieron una serie de encuentros y desencuentros que bien valen otro capítulo de esta historia, la cuestión es que al año y cuando ya las reuniones de "concentración" se habían acabado junto con la participación del equipo en el torneo, Adrián y Luciana comenzaron a salir.

A partir de este momento, la relación con Adrián cambió radicalmente. Mucho tiempo después, ya cansado de la situación, le consulté a qué se debió el abrupto cambio, y según sus palabras fue porque yo le hacía acordar a su ex.

Hace 2 semanas, Luciana y Adrián están conviviendo. Ella empieza el internado de su carrera de medicina, y él no para de hacer fuerza para que esta nueva convivencia sea la definitiva. En el medio cambió costumbres, opiniones, y hasta me animo a decir, amigos.