viernes, 28 de noviembre de 2008

Llamado a la solidaridad

Por medio de la presente se solicita al público en general el aporte de información o cualquier dato de utilidad que permita conocer el paradero de la Srta. Amanda Gris. 

Aunque no lo crean, la susodicha, es una activa y talentosa escriba pero algún factor externo la mantiene alejada de este blog. Ya he efectuado amenazas de distintos calibres, sugerido ideas, forzado diálogos... y nada. Creo que el próximo paso será amenzarla con publicar una foto suya trucada festejando con la camiseta del rojo de avellaneda.

Y aprovechando el pedido desesperado, agradecería también que Vasquita, se incorporara definitivamente al blog.

Y ya que estamos pidiendo, seguimos con la racha. Vieron que arriba a la derecha, justo acá al ladito hay un lugar donde dice "Seguidores"??? Bueno... por ahora son sólo 4 y ya da pena, porque encima 1 soy yo y otra la escritora fugada. Si les pinta, si tienen ganas, sino les jode... me haría enormemente felíz contar con algunos más como "seguidores"... gracias... ya está... ya pedí mucho!!!

martes, 25 de noviembre de 2008

El sol de mis mañanas…

Supongo que las mujeres desde que son chiquitas juegan a ser mamás y quizás esta sea una de las razones por las que la maternidad es prácticamente una regla impuesta en sus vidas.

Para nosotros, creo, la paternidad pasa por otro lado. Cuando la idea se no cruza por la cabeza lo primero que imaginamos es llevar al primogénito a la cancha y gritar juntos un gol del club de nuestros amores o comprarle la primera pista de autos a control remoto.

Aún al día de hoy no tengo muy claro si la decisión de tener a mi hija fue conjunta o más de la madre, lo que tengo muy claro es que no me arrepiento para nada.

Desde ya que me encantaría que mi hija pueda crecer en una casa donde convivan sus dos papás, pero la realidad indica que eso no será posible. Y lo bueno es que las dos partes tenemos como prioridad el bienestar de nuestra hija.

Es una frase hecha esa de “los hombres siempre quieren nenes pero cuando viene una nena se le caen los pantalones” y en mi caso es más que cierto. No puedo hablar mucho de mi hija sin que la baba inunde el teclado, y eso en una notebook suele ser peligroso.

Mi hija es la más hermosas de todas las nenas (obvio, no?), es super inteligente, es una nena muy sensible, y además se da cuenta de todo. Tengo un millón de anécdotas que de sólo recordar me llenan los ojos de lágrimas, pero hay miles de pequeños gestos diarios que quizás se pierdan en la memoria pero no dejan de iluminarme el día cada vez que pasan. Por ejemplo, hoy la desperté para ir al jardín. Estaba toda transpirada en su futón-cama en el living de mi depto, como cada vez que se queda a dormir conmigo. Para ella es toda una aventura y se divierte mucho. Le puse el uniforme del jardín, le peiné el "nido de caranchos” como le digo yo y le conté que tenía una colonia nueva de “nenas” que le había comprado. Se puso toda contenta y me dijo que la seño le iba a decir que tenía muy rico olor. Le puse la colonia y cuando terminé, sin dudar un instante, se da vuelta me abraza las dos piernas y se aprieta mucho contra mí y me dice “te quiero mucho papucho, como la trucha al trucho”. De más está decir que si no moquié fue sólo porque por suerte estas demostraciones de cariño son habituales.

Sólo para que vean lo hermosa que es mi hija (en su cumple de 3 años con la carita maquillada, hace casi ya un año).

En el cumple de 3

jueves, 20 de noviembre de 2008

Al solcito…

El otro día hablábamos con Amanda sobre nuestras nuevas-viejas relaciones sentimentales-parejas. Obviamente el tema derivó sobre lo difícil que sentimos en estos días y a nuestros treinta y pico poder armar una pareja. Y está claro que a esta altura del partido (digamos que 40 minutos del primer tiempo, ni siquiera llegamos al entretiempo che!) todos tenemos nuestras historias por detrás, algunos nuestros hijos, otros sus ex-esposos/as, la mayoría alguna relación sentimental tormentosa, y absolutamente todos nuestras propias manías.

Al menos yo, luego de la charla, llegué a la conclusión que lo que quiero ahora es estar bien con alguien y que eso no me genere más problemas de los que ya tengo. Todos lidiamos desde que amanecemos cada día con las cuentas, nuestros trabajos, jefes y compañeros de trabajo, hijos, padres, familiares varios, problemas inesperados y esperados (por ejemplo, las malditas fiestas de fin de año que se vienen YA!) y, al menos yo, cuando llego a mi casa quiero relajarme, disfrutar de mis pequeños placeres (tirarme en la cama y jugar a la play, ver tele, ver dibus con mi hija, o que esa persona especial me haga mimos) y lo que menos tengo ganas es tener que estar preocupándome por qué fue lo último que me dijo o si le caerá mal que salga con los chicos o si me dijo que iba a salir con las amigas y no me llamó, o si la mar en coche…

Por suerte, después de muchos meses, muchas peleas, un distanciamiento con descontrol de por medio de 6 meses, y más regresos que Mirta a los almuerzos, hoy creo que estamos muy bien. Con millones de temas todavía por pulir, y una lista interminable de nuevos conflictos que aún hoy ni siquiera imaginamos, pero siento que esta vez los dos tenemos muy claro que hay que remarla, aunque a veces parezca que es un mar de dulce de leche.

Por lo pronto se viene el fin de año, malditas fiestas incluídas, se viene el regreso a mi vida de peatón, se viene el verano, el calorcito (¿es necesario que vayan semi-desnudas por Florida?), las vacaciones en casa, y… está bueno sentirse que uno no está solo, y que más allá de los problemas que puedan surgir, sentir que uno cuando llega a casa se saca los zapatos, se afloja la camisa, se tira en la cama y alguien viene y le hace unos mimos.

martes, 18 de noviembre de 2008

De tal palo, tal astilla

Cuando era chico y mi vieja salía conmigo y mi hermana a la calle, en más de una ocasión le ofrecieron que nos lleve a castings para publicidades y más de una vez le preguntaron si éramos adoptados, ya que nuestras cabelleras rubias casi blancas y ojos claros no coincidían prácticamente en nada con los de nuestros papás.

Resultó ser que con los años esas diferencias físicas se fueron achicando hasta prácticamente convertirme en la versión aggiornada de mi viejo. Inclusive, en la foto que está justo acá abajo, cualquiera podría confundirme con mi viejo si tuviera el pelo morocho, y a mí comiendo la manzana tranquilamente podría pasar por mi hija actualmente. Si veo una foto de mi viejo a los 30 años, estaba igual a como estoy yo en estos años, inclusive con esta panza onda embarazada que nos caracteriza. No es un flotador, no es gordura, es nada más y nada menos que panza. Nace justo abajo del esternón y va hasta el bajo vientre, como si fuera un globo perfectamente inflado, y no es acompañado por otras zonas de acumulación de grasas, simplemente ese globo inflado ahí.


Más allá de los rasgos físicos, heredé unas cuantas cosas de mi viejo. En estos días estoy sufriendo en carne propia una en particular que nos caracteriza a ambos. La típica frase "la procesión va por dentro" se hace carne en nosotros. Mi viejo es el típico tipo que no te dice nada, ni lo que siente, ni lo que piensa, ni lo que le molesta. No te tira un "te quiero" ni de casualidad así como tampoco te va a decir "me tenés podrido" o similar. Simplemente acumula y traga. Y la herencia la llevo con honores, si bien hace años que tengo identificado el temita, en más de una ocasión me cuesta procesar las cosas y sacarlas para afuera. Mi cuerpo, a pesar de sus 32 años de entrenamiento en estas cuestiones, reacciona como puede o lo dejo, ante tantas situaciones masticadas, procesadas y tragadas. La forma que tiene por ahora de sacar afuera las cosas cuando no puedo hacerlo con palabras es variada: fiebre, acidez, colon irritado, faringitis varias, y una lista bastante interminable de etcéteras.

El sábado pasado, ya a pleno en mi etapa de padre 7x24 porque la madre de mi hija está de viaje hasta el próximo sábado, estaba jugando con la peque tirándola al aire y atajándola y en un movimiento intempestivo, sus 14 kilitos hicieron que mi hombro quedara un poco mal acomodado. A las pocas horas, mientras cenábamos, me quedé duro. Primero fue una puntada, después como un tirón, y después rigidez. El cuello se me quedó duro. Ya van unos cuantos días y mi espalda se niega a volver a contar con esa escasa flexibilidad que siempre la caracterizó. Estoy prácticamente convencido que el sábado a la mañana cuando vuelva la madre y deje de tener sobre mis espaldas el 100% de la responsabilidad paternal las rigideces irán desapareciendo de a poco y como por arte de magia.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Cabrón… y qué?!

Soy cabrón por una innumerable cantidad de cosas, pero si hay algo que me saca de quicio es la falta de educación. Y no me refiero a la postura snob ante personas que no tuvieron las mismas posibilidades para acceder a la educación que uno tuvo, sino a la educación básica, al no cagarse en el otro, al respetar al que tenemos al lado.

Estoy a semanas de volver a ser peatón, después de muchos años de tener auto, pero la crisis, las deudas y la Sra. K se han empeñado que sea un lujo contar con un auto propio. Así que más allá que me produce un sabor bastante amargo vender el auto, sé que voy a ganar en salud. Soy terriblemente calentón y cabrón cuando manejo. Odio que la gente no use los guiños o las balizas, me saca que se estacionen en cualquier lado y encima no tengan la delicadeza de poner las luces, me violentan los tipos que se instalan en la mano izquierda de una autopista y no te dejan pasar por más que no tengan a nadie a su derecha tanto como los que viendo que hay una cola terrible de autos se te chupan atrás y no paran de tirarte luces. Me he puteado, seguido durante cuadras a otro auto, bajado la ventanilla y amenazado, he hechos gestos ventana a ventana o a través de la luneta, pero tengo bien claro que mi límite es bajarse del auto. Hasta el día de hoy nada me ha sacado lo suficiente como para pasar ese límite (por suerte… porque seguro que encima me cagaban a trompadas).

Soy de la teoría que con un poquito más de educación todos viviríamos muchísimo mejor. Hasta en cosas super sencillas y para muchos triviales. Por ejemplo: nadie sabe que las escaleras se usan siempre por la derecha? No sería mucho más fácil subir o bajar al subte si todos usamos sólo nuestra derecha, estoy seguro que iríamos todos más rápido. Lo mismo cuando caminamos por la calle. Vieron el caos que es Florida un día de semana al mediodía? Y además de los vendedores callejeros, los turistas y la gente que pide limosna, si todos camináramos por la derecha sería bastante más cómodo y no tendríamos que estar esquivando gente como si fuera un partido de rugby.

La limpieza me pone de la nuca. Tan terrible es tirar el papelito en el tacho de basura? Hace unos cuántos años atrás es cierto que no había muchos recipientes, pero ahora (al menos en el centro) hay de a 3 o 4 tachos por cuadra, es imposible que no puedas contener el folleto que te acaban de dar, el papel del caramelo o la latita de gaseosa unos 15 metros más para tirarlo al tacho!

Hasta ahora nunca me animé a hacerlo, pero cada vez falta menos para que cuando vea a alguien adelante mío tirar un papel en la calle se lo levante, lo alcance y le diga: “se te cayó esto”.

Sinceramente si todos arrancamos con estas cosas sencillas y básicas, estoy convencido que vamos a vivir mucho mejor y en poco tiempo. Y sino… me volveré más y más cabrón!

martes, 11 de noviembre de 2008

Tiempo al tiempo

Mi amiga Amanda (que aunque no lo crean, simplemente porque está muy vaga, escribe muy bien) tiene en su MSN la frase: “la certeza es monótona, la duda es apasionante”. Y la frase también me hace acordar a una de mis películas favoritas, Alta Fidelidad, cuando el protagonista Rob hace un monólogo acerca que desde los 16 años ha estado saltando de novia en novia porque ninguna le convencía simplemente porque tenía miedo que lo que estaba obteniendo con cada una de ellas fuera lo suficientemente bueno como para él.

El fin de semana estuve en Miramar pasando dos días de pleno descanso con mi novia. Veníamos de meses de encuentros y desencuentros, de intrigas, misterios y falta de confianza. En el medio ambos estuvimos tratando de olvidarnos y saltando de piedra en piedra. Durante ese tiempo busqué una y miles de razones por los cuales lo mejor era no estar más juntos. Pero cada vez que nos veíamos me olvidaba de todas y cada una de ellas. Hace poco más de un mes decidimos volver a darnos una oportunidad. Al principio con muchos reparos de las dos partes, y ahora con el correr del tiempo, apostando nuevamente a una relación.

Tenemos muchas cosas en común, sobre todo nuestros gustos, y también tenemos historias muy distintas y experiencias importantes casi contrapuestas. Por suerte, hoy lo que nos mantiene juntos es hacernos bien mutuamente.

Pasé un fin de semana como hacía mucho, mucho, mucho tiempo no tenía. Descanso, mimos, siestas, caminatas, risas y, por supuesto, algunos enojos.

Tengo muchas ganas que esto funcione, que se mantenga así, que sigamos creciendo juntos. Hoy es un apoyo fundamental cuando me siento un poco solo y sin tantos amigos. Ojalá podamos seguir los dos haciéndonos bien uno al otro.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Blog participativo: planeando la venganza

Recopilo un poco de información para que estén al tanto de la situación actual.

Hice primaria y secundaria en el mismo colegio. A algunos de mis amigos actuales los conozco desde los 9 o 10 años. Aproximadamente a los 14 años con mis amigos de toda la vida entre los que se encuentran JP, CH y Ariel empezamos a salir con las amigas de la hermana de otro de nuestros amigos. Ahí yo conocí a mi ex-mujer y CH conoció a su actual mujer. Por cuestiones de la vida, mi ex-mujer y la mujer de CH eran muy amigas en el secundario, luego se distanciaron un poco (CH y yo siempre seguimos siendo muy cercanos) y cuando yo me separé la mujer de CH volvió a hacerse íntima de mi ex. Por otro lado, la mujer de CH incorporó al grupo a la que con el correr del tiempo se convirtió en la mujer de JP. En resumen, un grupo muy cerrado, en el que todos nos conocíamos desde muy chicos y compartíamos muchas cosas.

Hace casi dos años, cuando yo me separo, las mujeres por las típicas cuestiones sindicales se alinean detrás de mi ex-mujer. Como tuve una separación por demás amistosa y civilizada nunca hubo demasiados quilombos, pero sí empecé a notar que excepto CH y JP el resto me dejaba un poco de lado y dejé de ser invitado a las tradicionales reuniones. En un punto no me molestaba, porque lo que menos quería era cruzarme a mi ex, pero teniendo una hija de por medio que es amiguita de los hijos de todos mis amigos, me daba un poco de bronca perderme esas reuniones con amigos.

Ahora, viéndole en perspectiva, al parecer esas reuniones en mi ausencia fueron la piedra fundamental en la que se cimentó este romance a distancia. En marzo de este año, me distancié de mi actual novia (hasta hace dos meses atrás) y justo para esa misma época mi (ex)amigo Ariel cortaba una relación con su novia que tenía fecha de casamiento ya fijada. Ante la soledad de ambos tuvimos un par de semanas en que empezamos a compartir algunas salidas y nos juntábamos a tomar mate (algo así como Judas participando de la última cena). A los pocos meses, a él le salió una oportunidad de laburo inmejorable que implicaba que se fuera a vivir (sin plazo de retorno) a México. El que esto escribe, como un boludo, se levantó y levantó a su hija un domingo a las 8 de la mañana para ir a despedir a su supuesto amigo a Ezeiza. Soy tan boludo que hasta llegué a derramar unas cuántas lágrimas.

Los meses pasaron y mi ex un día me comenta que después de varios años sin vacaciones se iba a tomar 10 días para ir a México con mi hija y de paso visitar a nuestro “amigo” en común. No voy a negar que ahí ya sospeché algo y le mandé el mail que transcribí en el post anterior, pero ingenuamente confié en su palabra y me quedé tranquilo.

Al regreso de México algunas cosas se volvieron más evidentes, y una vez que pude confirmar mis sospechas, también terminé enterándome que la mujer de CH (muy cercana a mi ex-mujer y que además eligió a Ariel como padrino de su primer hijo) y la mujer de JP (también cercana a mi ex-mujer, pero sin mucha relación con el susodicho) estaban al tanto de todo el affaire, inclusive desde antes del viaje a México, y que no solamente sabían sino que además propiciaban y alentaban la nueva relación.

Algunos me sugirieron que re-envíe el mail en el que él me contesta que tiene códigos y bla bla bla con copia a todos nuestros amigos en común y que lo deje en evidencia. Estuve muy tentado de hacerlo, es más, casi lo hago anoche. Pero por lo pronto, lo que hice fue contarles toda la verdad a JP y a CH. El primero se puso de mi lado, y hasta le molestó muchísimo enterarse que su mujer estaba al tanto de la situación y se la había ocultado, a CH se lo comenté hace 15 minutos y su reacción fue media rara, como no pude hablarlo en persona se lo conté por teléfono y quedamos en almorzar la semana que viene.

¿Qué es lo que me jode? La traición de mi (ex)amigo y que se armó una especie de “Clave de Sol” a mis espaldas, donde todos ponen sus fichitas y terminan por dejarme definitivamente afuera de un grupo de amistad que valoraba mucho.

Las mujeres de mis amigos me chupan un huevo, yo no soy amigo de ellas, simplemente son un apéndice de mis amigos, nada más que eso. Está claro y lo viví, que llevarte mal con la mujer de un amigo lo único que logra es que sólo puedas ver a tu amigo, cuando ella no esté de por medio. Lo sé y me la banco. Ahora, dependiendo de la actitud de mis amigos, este tema va a ser más grave o no. No es cuestión de armar bandos y que me juren lealtad eterna, pero desde mi parte no hay forma que vuelva a compartir una misma habitación con Ariel. Y cuando eso suceda, lo primero que voy a hacer es cagarlo a trompadas (y espero que se defienda, así puedo pegarle más).

¿Cuáles son las consecuencias de todo esto? Alguien se va a quedar afuera de los cumpleaños de mis amigos, de sus hijos, del cumpleaños de mi hija. Alguien se va a quedar afuera del equipo de fútbol que hace 17 años compartimos. Alguien se va a quedar afuera de cualquier cena, reunión o salida en grupo. Lamentablemente, creo que tengo todos los números para ser ese alguien.

Supongo que muchos pensarán que si mis amigos no se comportan como espero, es mejor no tenerlos ni cerca. Pero son muchos años de amistad y no me resulta tan fácil ser racional con este tema.

Y por otro lado, no quiero que mi (ex)amigo Ariel se la lleve tan de arriba. El hijo de puta está planeando una luna de miel de 48 horas en París y ¿yo me la tengo que comer doblada?

Escucho ideas vengadoras…

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Antes del amanecer…

Si tuvieras un romance a semi-escondidas del mundo, con una persona que conocés hace más de 15 años, que por cuestiones de tiempos de ambos nunca pasó nada, y ahora que vive a 15000km. de distancia están los dos solos y sin pareja, se cruzan un par de miradas y después de sólo unos besos en un aeropuerto tercermundista se proponen encontrarse en París durante tan sólo 48 horas para concretar el incipiente amor… qué pensarías?

No es el guión de alguna comedia romántica pochoclera (o puede ser y no la vi o no la recuerdo) ni tampoco el argumento del último best-seller de Bucay. Eso es el resumen de los próximos pasos a seguir entre mi ex-amigo y mi ex-mujer.

No pregunten cómo ni por qué, no viene al caso, tengo la confirmación que ambos están muy embelesados uno con el otro, que ya imaginan “un futuro juntos” y que si bien todavía no pasó nada demasiado serio (tan sólo unos besos) tienen ya organizado pasar dos días solos en París aprovechando viajes de negocios de ambos al Viejo Continente.

Creo que esto da por terminada la intriga y el seguimiento de esta telenovela. Desde mi lado, cero reclamo hacia mi ex-mujer, más allá que habiendo 18 millones de tipos en la Argentina se haya terminado enganchando con un (ex)amigo mío. Y condena, rechazo y desprecio hasta la eternidad a mi (ex)amigo que tuvo sus dos oportunidades de blanquear y no sólo se hizo el boludo sino que además tuvo la cara de referenciarse como un tipo de principios. A continuación, y para que pueda evaluar por sus propios ojos sus acciones, les transcribo el mail que me envío oportunamente:

“Como bien decís tenemos una relacion muy cercana, y siempre nos hemos respetado mucho, en todo momento, ella me apoyo cuando me separe y yo lo hice cuando uds. se separaron, como también lo hubiese hecho con vos si no te encerraras tanto (no es un palo) cada uno actúa como mejor le parece o sale. Y la relación que tengo con XXXXX (nombre de mi ex-mujer) lleva casi el mismo tiempo que la que llevo con vos.
Me quedan muy claros tus conceptos y valores, no vas a tener que de ninguna manera cagarme a trompadas, estoy de acuerdo con que cuides a XXXXXX (nombre de mi hija) sobre todas las cosas. Y para tu tranquilidad estoy acondicionando mi casa para que cada uno duerma en un lugar distinto, es algo que me pidió XXXXX (nombre de mi ex-mujer) para que ni siquiera XXXXX (nombre de mi hija) se acostumbre a dormir con ella y después le cueste otra vez volver a su habitación en su casa.
Igualmente, debo decir que si por alguna de todas esas cuestiones que vos bien nombras sucediera algo entre XXXXX (ex-esposa) y mi persona en los próximos 1000 años, antes hablaría con vos! Por mis valores, por los tuyos y porque no seria algo sencillo para ninguno de nosotros.

Creo que no hay mucho para aclarar, no? Debería imprimirlo y llevarlo en la billetera para la próxima vez que me cruce por la vida a este muchacho. Primero sacaría el papelito del bolsillo, lo desdoblaría pacientemente, y sin dejar de mirarlo a los ojos, le rompería bien la cara.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Bicis

Mi viejo siempre fue fanático de las bicicletas. Cuando era muy chiquito recuerdo que me llevó una noche al Luna Park a ver un evento que se solía realizar en Buenos Aires que se llamaba los “6 días en bicicleta”. Otros domingos hemos ido a ver alguna carrera en el velódromo que había en Buenos Aires y que luego con la mudanza del circuito KDT desapareció. Me acuerdo como si fuera hoy que en la puerta del velódromo había una escultura que a mis 6 años me parecía increíble y siempre me quedaba unos cuántos minutos mirándola.

Ya de más grande los paseos a Palermo en bicicleta con mi viejo y mi hermana eran la salida obligada del domingo por la mañana. Agarrábamos nuestras bicicletas plegables y al baúl del falcon, de ahí derechito para el parque que está frente a ATC donde dábamos vueltas y vueltas a la pileta y veíamos de paso a los que usaban las verdes aguas para probar sus barcos a escala.

Recuerdo como el día de hoy mi mayor accidente “bicicleteril”. Estábamos jugando con mi hermana a subir y bajar del puente que cruza Figueroa Alcorta frente a la facultad de derecho. En una de las miles de subidas y bajadas, iba con mi super bici verde plegable y pisé de costado con la rueda una piedrita. El manubrio empezó a oscilar rítmicamente de izquierda a derecha, primero en movimientos pequeños, en breves segundos esos movimientos se hacían más y más oscilantes. Mi viejo, como eterno observador de las peripecias de los bólidos de dos ruedas, empezó a correr hacia mí al gritó de “agarrá fuerte el manubrio”. No llegó a dar 4 o 5 pasos que el manubrio terminó de girar bloqueando las ruedas. Lo que sigue quizás esté agrandado en mi mente como la mayoría de los recuerdos de nuestra tierna infancia, pero en mi interior estoy convencido que volé por arriba de la bici y sin tiempo de reaccionar caí de narices sobre el rugoso asfalto del puente, arrastrándome unos 10 o 15 metros por el impulso (bueno… quizás fue uno o dos, pero ya avisé que tengo el recuerdo agrandado). De palermo a caballito tirado en el asiento de atrás del auto lamentando mi maltrecho estado.

Como muchos sabrán, a la ciudad de Miramar se la conoce como la ciudad de las bicicletas. El próximo fin de semana, gracias a un regalo que un cliente le dio a mi chica (¿?) me voy a pasar dos días a un SPA en dicha ciudad con todo pago.