lunes, 1 de junio de 2009

01 - Compadre

A ella entre los amigos le decíamos "la del llamador nocturno", apodo que logró ganarse después de contarnos que estaba muerta con un pibe que sólo la usaba como última opción de sus noches de juerga. Casi todos los fines de semana, alrededor de las 4 de la mañana la llamaba para ver "qué estaba haciendo", de ahí se encontraban en alguna esquina, al telo y pernocte. Siempre la misma rutina. Está claro que por estas épocas Luciana no tenía una autoestima muy elevada.

Adrián siempre fue el centro del grupo, por varios motivos, pero principalmente por su aspecto físico: sus 2,02 metros hacían imposible que pasara desapercibido inclusive en cualquier concentración de gente. Él trabajaba en un call center al que fui como proveedor, en mis reiteradas visitas tenía que interactuar con los operadores, y con él era con quien más me jodía hacerlo. Era canchero, siempre dispuesto para el bardeo y además poco afecto al trabajo. Algunos años después, mientras deambulaba en uno de los primeros días de facultad por los pasillos, me lo crucé en la puerta de un aula, él también era ingresante y a partir de ese momento empezamos a cursar algunas materias juntos.

Cuando ya estábamos por terminar la carrera, nuestras reuniones para comer, salir, tomar algo eran habituales, se repetían 2 o 3 veces por semana. A esta altura yo ya era padre y esposo y él hacía poco tiempo había roto con su novia con la que convivía. Habíamos empezado a jugar un torneo de fútbol los sábados por la mañana, y un poco en broma y otro tanto para vernos, habíamos decidido juntarnos todos los viernes por las noches para "concentrar". Así fue inauguramos un espacio que denominamos "entregá a tu compañera de trabajo": la idea consistía en organizar alguna cena en casa de Adrián a la que concurriríamos los integrantes del equipo y turnándonos íbamos a ir llevando a compañeras de trabajo y amigas. Menos él, la mayoría estábamos o casados o de novios, pero la intención era sólo pasa ratos divertidos y no mucho más.

Me llegó el turno a mí, y después de algunas semanas de preparación, convoqué a mi compañerita de trabajo más linda junto con dos amigas. Nosotros éramos 5 y ellas eran 3, mi compañera y una amiga con su hermana. Nos divertimos mucho, tomamos bastante y quedamos en que lo repetíamos la próxima vez. Al viernes siguiene vinieron las 3 originales y le sumaron a la prima de las hermanas, que resultó ser Luciana. En el interín de estas semanas, Adrián había conocido a la madrina de mi hija y comenzado a verla, por lo que Luciana era una más de las que venían los viernes sólo para divertirnos. Adrían y mi comadre comenzaron a salir, al comienzo ella mucho más enganchada que él. Después se dieron una serie de encuentros y desencuentros que bien valen otro capítulo de esta historia, la cuestión es que al año y cuando ya las reuniones de "concentración" se habían acabado junto con la participación del equipo en el torneo, Adrián y Luciana comenzaron a salir.

A partir de este momento, la relación con Adrián cambió radicalmente. Mucho tiempo después, ya cansado de la situación, le consulté a qué se debió el abrupto cambio, y según sus palabras fue porque yo le hacía acordar a su ex.

Hace 2 semanas, Luciana y Adrián están conviviendo. Ella empieza el internado de su carrera de medicina, y él no para de hacer fuerza para que esta nueva convivencia sea la definitiva. En el medio cambió costumbres, opiniones, y hasta me animo a decir, amigos.

2 comentarios:

Maruh dijo...

Odio cuando la gente intenta cambiar o definitivamente cambia por la otra persona. Siempre hay un recelo posterior, aunque sea después de muchos años, el saber que uno dejó-de por la otra persona para mí alimenta un rencor latente que en algún momento explota y se arma una re catombe.

Como le vá tanito! Hoy entré y me actualicé con sus posts.

Besote

J a m o n a dijo...

jsjajjaja groso tano!
ni en pedo le doy para adelante, las mujeres no tienen que hacer eso... va por lo menos es la priemra vez que no lo quiero hacer, tener la iniciativa digo...

besuliiii