viernes, 20 de febrero de 2009

La presión de la presencia

Escenario: baño de la oficina. Descripción: dos mingitorios (no entiendo por qué la n antes de la g, toda la vida lo pronuncié como “migitorio” pero el corrector ortográfico insiste con la “n”), y dos cubículos (nunca más apropiada la palabra) con inodoros. Para los fanáticos aclaro: sin bidets.

Situación: uno haciendo pichín en los mingitorios y entra un compañero de laburo al baño y se dirige a unos de los cubículos. Y ahí comienza el tema.

Me pongo en la situación de esa persona, porque más de una vez lo he estado, y uno entra al baño con la presión que el de afuera te vió entrar, sabe quién sos y va a estar pendiente de todos tus “sonidos”. Más de una vez, sabiendo quién estaba del otro lado, al escuchar los típicos sonidos no he podido evitar deslizar frases del estilo “che, pero eso sonó a roto eh!”.

O mucho peor, entrar al baño, que haya otra persona y que tu organismo no pueda dejar de anunciar a los 4 vientos que la comida de anoche definitivamente no le hizo bien a tu estómago. Son situaciones que, al menos a mí, me resultan incómodas. Lo que no quita, que absolutamente todas las tardes después de almorzar, agarre mi telefonito y me dirija hacia los cubículos a pasar entre 25 y 30 minutos meditando acerca de mis tareas urgentes mientras mi cuerpo se relaja.

Y ya en mi casa, acompaño el ritual pero con algún libro que esté leyendo y en casos que planifique una estadía un poco más prolongada me llevo la notebook. Y ahí si… en mi casa no hay sonido que me meta presión, por ahora los vecinos no se han quejado (pero el inodoro en 2 semanas ya se me tapó dos veces!!!)

5 comentarios:

Franky dijo...

Excelente post. Una verdad insoslayable. Las veces que me hago el boludo, entro al baño y hay alguien meando así que tengo que ir a un mingitorio, fingir que hago pis y hago todo más despacio para que el otro termine y se vaya, momento en que corro hacia un cubículo! Lo mismo para salir del mismo, hay que escuchar la puerta y saber cuando uno quedó solo en el baño...

Mamá Punk! dijo...

todo un tema!

es cierto por otro lado, que uno requiere cierta concentración y al mismo tiempo algo de distracción!(9 de cada 10 personas leen algo cuando van al baño!)(jaja! la gente ama las estadísticas)

pero yo creo uno intenta compensar la perdida vertida en el retrete, con un cacho de cultura o algo por estilo!

saludos Tano!!

Mery Swanson dijo...

Uuuuuuy este post me hizo sentir presente en ese instante, un horror!!!!! no entiendo esa regularidad de los hombres ya toman la visita al baño como una ceremonia... Besotesssss

Genetica Marital dijo...

No, ni ahí de hacerlo en un baño que no es el mío, no soportaría la presión..
Aunque hay momentos en los cuales uno no puede decidir por propia voluntad y es nuestro organismo el que decide por nosotros!

Al margen, Tano, te deje un premio en mi blog, espero que te guste.
Además podés aceptarlo desde el baño de tu casa, asi escribís mas tranqui!!

Besos, Faby :)

Christopher C. dijo...

Es verdad, nada más incómodo que tirarse un pedo en plena meada cuando hay gente en el baño
-Y bueno che, acá sí puedo tirarme un pedo, para eso es el baño!!!- digo siempre a cualquiera antes que retruquen.
Y la lectura de retrete... estoy pensando en poner una biblioteca frente al trono de marfil.
Saludos!!.